Texto escrito en colaboración con Hugo Barbosa Suffredini e Felipe Cesar Torres Antonio
Diversos noticias comienzan con «Estudios indican…», «Los científicos de la Universidad XXX afirman que …» o «Un estudio divulgado esta mañana demuestra que …», pero usted sabe cómo tener acceso a estos «estudios»? O, ¿quién es responsable de estos estudios y cómo evaluar si son confiables?
Estos «estudios» a los que los periodistas se refieren son investigaciones científicas conducidas en universidades e institutos de investigación. Hay también algunas empresas que hacen investigaciones científicas, pero son raros los casos aquí en Brasil.
Las investigaciones científicas pretenden traer nuevo conocimiento. A veces es un conocimiento más fundamental, como el descubrimiento de agujeros negros, a veces es un conocimiento más aplicado al día a día, como el reciente caso en que un paciente fue curado de VIH.
Los científicos, ya sean profesores universitarios (recuerda nuestro post «¿Cuál es el papel del profesor universitario»?), investigadores o estudiantes de graduación, de maestría stricto sensu y doctorado, pasan años verificando todo lo que ya fue producido en aquel tema y haciendo nuevos estudios e investigaciones, hasta que lleguen a nuevos descubrimientos. Si fuera usted el científico, ¿qué haría con ese descubrimiento? Contaría para todo el mundo, ¿verdad? (Bueno, si el descubrimiento puede ser vendido, ahí es otro caso, tema para un próximo texto).
Normalmente, los científicos utilizan los medios de comunicación más adecuados para la divulgación de sus descubrimientos, medios super especializados, conocidos como revistas científicas. No estamos hablando de revistas de divulgación científica, como la Superinteressante, Galileo o la óptima revista de investigación de la Fapesp, sino de revistas como la Nature o la Science, que son de comunicación científica (o Journals, en inglés). Recuerde la distinción entre divulgación y comunicación científica aquí.
Para publicar en una revista científica, los investigadores escriben artículos en los que cuentan sus descubrimientos. Estos artículos tienen un formato todo especial, pues hay que aclarar lo que ya se conoce en el área y lo que has descubierto de diferente. Es necesario detallar cómo usted hizo el descubrimiento, o sea, la metodología que usted empleó y sus limitaciones. Y, además, mostrar cuál era su hipótesis y si logró probar o refutar esa hipótesis. La formulación de la hipótesis es un paso muy importante de la investigación científica, ya que es cuando usted hace una suposición que va a intentar probar utilizando todos los medios disponibles.
Bueno, con su artículo escrito (o al menos un buen borrador de él) usted debe evaluar para qué revista enviar. Y esa elección no es fácil, pues son miles y miles de revistas. Entonces, usted tiene que evaluar cuál es el alcance de su artículo. Por ejemplo, usted debe evaluar si es un descubrimiento que va a interesar sólo a los investigadores de su área o si el alcance del descubrimiento puede ser mayor y afectar a otras áreas. Todavía, un punto a ser evaluado es el número de lectores de aquella revista. En general, queremos que se alcance el mayor público posible y, para ello, uno de los índices utilizados es el factor de impacto de la revista.
Los artículos científicos se originan de las cartas intercambiadas entre científicos y con las comunidades de científicos. Con el número de científicos creciendo, surgieron gremios y sociedades científicas y, entonces, la organización de revistas científicas. Con la ciencia dividiéndose en diferentes subáreas, surgieron revistas cada vez más especializadas. Y el lenguaje de esos artículos es un reflejo de esa superespecialización: puede ser muy difícil leer un artículo científico, pues es un texto para especialistas.
Las revistas científicas cuentan con editores que también son científicos. Y ahí es que tenemos una gran diferencia entre este tipo de publicación y las revistas normales, que usted encuentra en la banca de revistas. En las revistas científicas, el periodista redacta su texto y muestra al editor, que hace sus consideraciones y modificaciones. Para publicar un artículo científico, el proceso es más largo. En primer lugar, el editor evalúa si el artículo que usted envió se encuadra en el tema de la revista. En caso afirmativo, envía el artículo para al menos otros dos científicos lo evaluen. Estos científicos, llamados revisores o «referees», no son empleados de la revista y generalmente hacen este trabajo de forma gratuita. Esto forma parte de la ciencia, un científico evalúa el trabajo del otro. Es lo que llamamos análisis por pares (peer review), es decir, personas con la misma especialidad evalúan los trabajos unos de otros -es importante verificar si la metodología y los resultados obtenidos son adecuados, si las discusiones son coherentes y si los hallazgos son incluso inéditos e importantes para aquel público. Por motivos éticos, nadie, excepto el editor, sabe quienes son los revisores.
En este proceso, los revisores pueden hacer sugerencias, pedir complementos, que se hagan más experimentos o más estudios e incluso decir que el artículo no es adecuado para ser publicado en aquella revista. Y el autor del artículo puede contra argumentar o acatar las sugerencias. El «juez» en ese proceso es el editor, por lo que es importante que también sea científico de esa área.
Todo este proceso, esta discusión, es muy importante y ayuda en el avance de la ciencia. Esto minimiza los errores y hace que todos los involucrados sean extremadamente críticos. Incluso después de que el artículo se publique finalmente, la discusión puede continuar. Si otros científicos no concuerdan con sus hallazgos, ellos pueden hacer nuevos estudios y mostrar en qué punto discrepan y concuerdan con usted. Por supuesto, algunos errores pueden pasar desapercibidos en todo este proceso y las correcciones aparecen después de la publicación. Eventualmente ocurren, incluso, casos en que el editor retira el artículo de la revista debido a desvíos de conducta, como plagio y falsificación de datos. Sin embargo, gracias al crecimiento de herramientas computacionales, buena parte de las malas conductas científicas han sido diagnosticadas.
Ahora vamos a tocar un punto delicado, ¿cómo saber en qué confiar? Si hay una discusión en la literatura sobre algún tema, como por ejemplo, el calentamiento global, ¿cómo evaluar quién tiene la razón? Los temas complejos como el calentamiento global pueden abordarse con diferentes metodologías y, por lo tanto, muchos estudios fueron y serán realizados. Entonces, como lector crítico que es, usted podría verificar en qué revistas se publicaron los estudios: ¿todos los artículos se publicaron en revistas serias, en las que hay evaluación por pares? ¿Cuántas evidencias cada artículo apunta?
Si no somos especialistas en el área, es muy difícil evaluar los términos científicos, pero si hay muchos trabajos en el área, como es el caso del calentamiento global, a menudo hay también estudios de metanálisis. Esta es una técnica estadística para comparar estudios hechos de manera independiente por diferentes grupos de investigación. En nuestro ejemplo, estudios de metanálisis indican que hay consenso en la comunidad científica que los gases emitidos por la actividad humana son SÍ responsables del calentamiento global.
Una buena herramienta para hacer búsquedas en artículos científicos (y también tesis de maestría y doctorado) es el Google Académico o los Periódicos de la CAPES (ver enlances en la versión en portugués), accesible desde las bibliotecas de las universidades.
Fuentes:
Fuente de la imagen destacada: Paula Homem de Mello
Para saber más:
Retratação científica e pseudociência
Está fazendo frio. Portanto, o aquecimento global é uma mentira